Juan Jacobo Rousseau

JUAN JACOBO ROUSSEAU

BIOGRAFIA

Nombre completo: Jean-Jacques Rousseau (nacido el día 28 de Junio de 1712 en Ginebra Suiza), fue un escritor, filósofo y músico de la ilustración (movimiento cultural europeo que se desarrolló especialmente en Francia e Inglaterra, desde principios del siglo XVIII hasta el inicio de la Revolución francesa, conocido como Siglo de las Luces). Huérfano de madre (Susana Bernard) desde temprana edad, fue criado por su tía materna y su padre Isaac Rousseau, sin haber recibido educación, como aprendiz con un relojero y un maestro grabador, quien lo sometió aun trato brutal, es por eso que a los 16 años abandona Ginebra en 1728.

Tras un tiempo peregrinando, llegó y se estableció en Annecy, siendo tutelado por Madame de Warens, una dama ilustrada que le ayudó en educación y en su afición por la música. A ojos de Rousseau, la Madame sería una madre y una amante. Después de haber presentado una enfermedad grave. Forja su carácter de "paseante solitario" mientras recorría kilómetros y kilómetros por los Alpes, Rousseau practica el periodismo.



En 1745, con 33 años, vuelve a París, donde inicia un affair con Thérèse Levasseur y contacta con Voltaire (François Marie Arouet, nacido en París el 21 de noviembre de 1694 murió el 30 de mayo de 1778) fue un escritor y filósofo francés que figura como uno de los principales representantes de la Ilustración, un período que enfatizó el poder de la razón humana, de la ciencia y el respeto hacia la humanidad. En 1746 Voltaire fue elegido miembro de la Academia francesa), D'Alembert conocido por su frase (El álgebra es generosa: a menudo da más de lo que se le pide), Rameau o, de nuevo, con Diderot. Es en esta época cuando escribe sus escritos que le han hecho popular. Cuando la Academia Francesa, en 1750, propuso el siguiente dilema, ¿Contribuyen las artes y las ciencias a corromper al individuo?, Rousseau ganó respondiendo que sí, siendo para él las artes y las ciencias una decadencia cultural.


A partir de aquí, la fama llama a su puerta. Empieza a asistir a salones parisinos y abandona a su mujer. Ataca a Rameau y la música francesa en la Querelle des Buffons con el apoyo de los enciclopedistas y su por aquel entonces íntimo amigo Frédéric-Melchior Grimm.

Su carácter y sus opiniones, por otro lado, lo distancian de la mayoría de sus conocidos. A raíz de la aventura amorosa de Grimm con Madame d'Épinay, antigua amante suya que le había construido la casita campestre del Hermitage, Rousseau se siente traicionado y atacado, y rompe con todo el mundo.

Su amigo Hume lo acogió junto a Thérèse en Inglaterra, viviendo retirados en el campo durante dos años (1765-1767) debido a la opinión que la mayoría de ingleses tenían de él: un loco, malo y peligroso hombre que vive en pecado con Thérèse.
En 1767, con 55 años, volvió a Francia con un nombre falso. Allí se casó con su amada Thérèse un año más tarde. En 1770 se le permitió regresar oficialmente con la condición de que no publicase nada más.

Escribió sus memorias, las Confesiones, y se dedicó a vivir de sus patrones y lecturas públicas que hacía de ellas. En 1772 Mme d'Epinay, escandalizada por lo que Rousseau relata de su relación con ella, pide a la policía que prohíban tales lecturas. Con una salud mental resquebrajada definitivamente, se alejó del mundo. Aunque siguió escribiendo, su salud mental le hacía ver enemigos en todas partes y no pudo disfrutar de su fama.

Retirándose a Ermenonville, Rousseau falleció de un paro cardíaco en 1778. Murió a los 66 años.

SU VIDA

Tan complicado historial familiar fue indudablemente el responsable de los posteriores ideales del filósofo y escritor y de su singular manera de entender la educación infantil ya que la suya había sido bastante descuidada y por libre, y en eso estribó uno de sus muchos errores, en aplicar la plantilla de una infancia inconvencional a la del resto de los mortales.

A los trece años entró de aprendiz de grabador y a los diez y seis se escapó de la ciudad yendo a parar al pueblo de Confignon, siendo recogido en la casa del propio cura del lugar quien le dio carta de presentación para una dama principal que vivía en Annecy. La dama era madame de Warens, la cual, convertida del calvinismo al catolicismo podía jugar una baza importante en la conversión del joven Rousseau, según el sacerdote que le recomendaba.

Jean-Jacques y Mme de Warens iniciaron una relación de protectora y pupilo que más tarde se convertiría en otra mucho más íntima, la de amantes, pero en el entretanto Rousseau realizó algunos trabajos esporádicos que casi siempre acabaron mal con expulsiones o despidos.

Debido a influencias de Mme de Warens, entró Jean-Jacques en un seminario que finalmente dejó, luego en la escuela de música de la catedral ya que le atraía este arte, pero acabó dejándola también.

Después de pasar una temporada viviendo como podía y no con excesiva honradez, ya que le gustaba mucho engañar a la gente para aprovecharse de su buena fe, acabó recalando en París con las consabidas cartas de recomendación que le otorgaron momentáneamente un empleo, de escasa duración también.

Abreviando diré que tras varios empleos diferentes, estancia en Lyon y más tarde en Chambéry, junto a Mme. de Warens, se dedicó a la lectura en el hogar de su protectora viviendo una de las etapas más felices de su ajetreada existencia.

A los 25 años y en el trascurso de un viaje, conoció a Mme. Suzanne-Françoise de Larnage con la que viviría un apasionado romance.

Empezaba a ganarse la vida con mayor estabilidad, dando clases de música, e incluso compuso una ópera corta, Narciso o el amante de sí mismo, llegando hasta inventar una notación musical, pero a un período de relativa calma siguieron los altibajos acostumbrados de buenos trabajos a las órdenes de gentes principales, seguidos de incómodos, chascos, y abandonos, viajo a Venecia de donde pudo escapar antes de que lo arrestaran por orden del embajador, un incompetente que le había tomado ojeriza, y en París recibió el encargo de poner música a un libreto de Voltaire –con quien posteriormente compartiría una profunda enemistad-, para un ballet en ocasión de las bodas del Delfín, pero no le pagaron por ello y cayó enfermo a consecuencia del fraude, en el que el autor de Micro megas no tuvo nada que ver.


Entonces es cuando entra en su vida una mujer de extracción humilde, Thérèse Levasseur que se convertiría en su amante. Esta muchacha, de oficio lavandera, era trece años más joven que él, y Rousseau contrajo un curioso “matrimonio” con ella 23 años más tarde habiendo tenido con Thérèse, cinco hijos a lo largo de este período de tiempo, y también varias amantes, Mme. d’Epinay y Mme. d’Houdetot entre ellas.

Lo que llama la atención en la conducta de Jean-Jacques Rousseau es que sus idealismos acerca de una sociedad mejor, sus bellas frases y sus elucubrados pensamientos, choquen frontalmente en ocasiones con una conducta bastante vil respecto al prójimo; ejemplos: abandono de un hombre enfermo en la calle, siendo éste su propio maestro de música, Jacques Le Maistre, delación de una criada a la que acusó de robo cuando él era quien lo había cometido, comportamiento por demás execrable cuando en la vejez de Mme. de Warens no dudó en volverle la espalda en su miseria, y lo que es peor todavía, el abandono sistemático de sus cinco hijos en el hospicio apenas nacidos, ya que, según sus estrambóticas ideas, mejor estarían allí que con sus padres –en lo que indudablemente le asistía la razón al ser ambos progenitores de semejante calaña-.

El caso es que Rousseau encontró en Thérèse Levasseur, si no una compañera intelectual, si una cómplice en sus manejos experimentales acerca de cómo se puede uno llenar de hijos sin preocuparse por ellos.

Odiando a la nobleza se dejó querer por ella y vivió a su costa en innumerables ocasiones, se contradijo a si mismo muchas veces y, sin embargo, incomprensiblemente, su obra y su palabra calaron hondo en la sociedad de la época, siendo en cierto modo uno de los ideólogos de la Revolución Francesa.

Su primer gran éxito fue ganar el premio que patrocinaba la Real Academia de Dijon, un ensayo que tituló Discurso sobre las ciencias y las artes, en el que atacaba tanto a unas como a otras, y que incomprensiblemente fue galardonado.

Posteriormente compuso una ópera, El adivino del pueblo, que tuvo gran aceptación. http://www.youtube.com/watch#!v=F_0vMFIxnvo

Otro premio convocado de nuevo por la Real Academia de Dijon, le ofrece la oportunidad de escribir su Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres, en el que se explaya en una sarta de incoherencias acerca de la conducta del ser humano comparándola a la de los animales a los que hace depositarios de todas las virtudes “naturales”.

El espacio dedicado a esta breve biografía no me permite extenderme detalladamente comentado sus Discursos, pero el lector puede hacerlo si lo desea y establecer sus propios juicios al respecto. Lo único que puedo decir es que carecen de todo rigor científico, histórico y lógico; sólo son ejemplares como la revuelta intelectual de un hombre resentido y envidioso que empleaba su buen hacer literario para convencer con bellas palabras, ahora, lo increíble es que lo lograse y con unos resultados que cambiaron la historia, ante ese hecho irrefutable sólo cabe suponer que el snobismo y una especie de síndrome “vestido nuevo del emperador”, hizo que una decadente sociedad lo aceptara como un soplo de aire vivificador, esa misma elegante sociedad que le aplaudía, le dejaba sus fincas de recreo y toleraba sus caprichos y sus intemperancias como si fueran las gracias de un niño mimado.
Su teoría del buen salvaje marcó una huella indeleble y sus novelas La nueva Eloísa y Emilio o la educación, un hito verdaderamente revolucionario por las teorías que exponía, a eso unamos que El contrato social se escribió entre ambas y comprenderemos como el nombre de Rousseau avanzara mucho más en el camino de la fama, eso si, entre alabanzas, críticas y persecuciones políticas, cuando no legales por cuestiones económicas.

En La nueva Eloísa habla de las virtudes del matrimonio y de los goces de la maternidad, él, que vivía en concubinato y no perdía la ocasión de enredarse en aventuras sentimentales con mujeres casadas, y en cuanto a la maternidad, paternidad en su caso, no era precisamente para tomar ejemplo. En cuanto a Emilio o la educación, instaura un singular sistema educacional en el que pretende que los niños no vayan a la escuela y se les enseñe de una manera harto peculiar al obligarles a que por si mismos se instruyan.

Desde 1762 hasta 1778, Jean-Jacques no cesa de ir de un lado para otro, casi siempre perseguido o expulsado: Suiza, Francia, Inglaterra, Francia, Suiza y Francia otra vez. Escribe continuamente, recibe pensiones reales, ayudas inmerecidas a las que corresponde de manera desagradable, se recrudece su afección crónica de vejiga y contrae “matrimonio” con su fiel Thérèse, en una ceremonia bastante discutible, ya que el mismo Rousseau fue quien casó a los contrayentes, o sea a ellos mismos.

Sus últimas obras fueron un Diccionario de música, sus famosas Confesiones, sus Diálogos, e, inacabada, Ensoñaciones del paseante solitario.

El marqués de Girardin le ofrece su mansión en Ermenonville, que es donde, el 2 de julio de 1778, fallece Jean-Jacques Rousseau de un ataque de apoplejía, habiendo arrastrado a lo largo de su existencia enfermedades reales e imaginarias amén de una paranoia bastante acusada-, siendo enterrado el 4 de julio en la isla des Peupliers.

Diez y seis años más tarde, el 11 de octubre sus restos recibieron sepultura con todos los honores en el Panteón de París, y Thérèse fue honrada por la Revolución Francesa como abnegada compañera del escritor.

Como literario


Dejando a un lado su enfrentamiento con la iglesia católica, por sus polémicas doctrinas, su estilo literario cambió. Sus obras autobiográficas y de su yo, dieron un vuelco fundamental en la literatura europea; a tal punto que es considerado uno de los precursores del Romanticismo.

Como político

Concebía la democracia como un gobierno directo del pueblo. El sistema que defendía se basaba en que todos los ciudadanos, libres e iguales, pudieran manifestar su voluntad para llegar a un acuerdo común, a un contrato social (toda ley que el pueblo no ratifica, es nula y no es ley), la soberanía no puede ser representada por la misma razón que no puede ser enajenada. Como la voluntad general no puede ser representada defendía un sistema de democracia directa que inspira, hasta cierto punto, la constitución federal suiza de 1848.

Como botánico

Descubre tardíamente la botánica, hacia sus 65 años, gustando de herborizar, que lo tranquilizaba, luego de tanta jornada de reflexionar, que lo fatigaba y lo entristecía, el hombre, estando desnaturalizado, sin instintos, no puede contemplar la naturaleza, haciendo únicamente áreas habitables y cultivables, desnaturalizadas, «contorneadas a su modo» en «campiñas artificiales» donde si bien pueden vivir, no resulta más que en un país pobre.

EN  EDUCACION

Rousseau era un filosofo, pero a través de su novela (Emilio o De la Educación), promueve sus grandes pensamientos filosóficos, enmarcando su ideología que la naturaleza y la humanidad es buena. Rousseau concibe su paradigma del hombre encadenado en Emilio, o De la educación. Al igual, Rousseau del [[Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres]] quiere apartar la formación del hombre en Emilio, o De la educación de su indagación, «los hombres, diseminados entre ellos, observan, imitan su industria, y se elevan de esta manera hasta el instinto de las bestias; se alimenta igualmente de la mayoría». Rousseau crea un sistema de educación que deja el hombre, o en este caso niño, para dejar que el niño vive y desarrolle sí mismo en una sociedad corrupta y oprimida. Como el estudio preliminar de Emilio, o De la educación dice, «asignar a los niños más libertad y menos imperio, dejarles hacer más por sí mismos y exigir menos de los demás».
De los hijos de la pareja nunca más se supo ni para bien ni para mal, lo que hace suponer que tal vez murieran en la infancia ya que ninguno de ellos despuntó en algo que hiciera concebir sospechas por el parecido en conducta, en ideas o simplemente en semejanza física.

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